Setiembre fue un mes que se ajustó hacia la baja en todos los instrumentos, eso quiere decir que registraron minusvalías. Una situación así sólo sucede en casos extraños a pesar de que en la creación de los portafolios se mezclen distintas clases de activos, diferentes regiones, monedas y en general se eviten fuertes concentraciones a un mismo riesgo.
En lo que va del año dos grandes eventos macroeconómicos han afectado: los incrementos de tasas y la alta inflación. Estos fenómenos tienen implicaciones negativas tanto para la renta fija como para la renta variable (bonos y acciones). Las mezclas de instrumentos distintos son lo que cubre naturalmente a los portafolios en momentos apremiantes, es decir, los movimientos que históricamente eran contrarios – cuando acciones subían los bonos bajaban y viceversa – no lo han sido. En otras palabras, las coberturas que en condiciones normales cuidan ante fuertes movimientos han más bien potenciado minusvalías.
¿Qué estamos haciendo?
Tomar decisiones con base en los fundamentos de inversión, sin caer en la trampa de ejecutar salidas desesperadas y que posteriormente nos veamos más afectados. Para nosotros es importante apegarnos a la estrategia de inversión, ya que ésta se realiza con un horizonte coherente de tiempo, según el fondo administrado: FCL o ROPC. Recordemos que juzgar el desempeño de un instrumento se debe realizar en el mediano o largo plazo.
Dar fechas de reversión sería imprudente y lo cierto del caso es que la volatilidad seguirá en lo que resta del año.
Tal y como se ha mencionado en comunicados anteriores, los mercados financieros siempre se recuperan de las minusvalías y esta no será la excepción. Los fondos a largo plazo tienen la ventaja que por su horizonte siempre llegan a disfrutar las recuperaciones del mercado y su Operadora de Pensiones buscará siempre resguardar los recursos en procura de su bienestar y como ya lo hemos dicho antes, el futuro de los fondos es prometedor.
