Es común escuchar que, en el mundo de las pensiones, el tiempo es su mejor aliado. Los administradores de portafolios de inversión de fondos de pensiones lidian en un ambiente un tanto ambiguo: generar rendimientos atractivos en el largo plazo, pero con la mirada vigilante en el hoy. Esta dicotomía es algo así como estar corriendo una maratón, pero dándole seguimiento cada 5 metros a su ritmo de carrera.
Los mercados bursátiles son un reflejo de las economías y de la salud a futuro de las empresas. En momentos en los que la incertidumbre financiera de un país, sector o empresa aumenta, las minusvalías aparecen. Al contrario, cuando hay proyecciones esperanzadoras de crecimiento, el valor de mercado de las inversiones aumenta. A pesar de que pareciera ser un ejercicio imposible de predecir, lo cierto del caso es que existe suficiente historia que le permite a los administradores de portafolios de inversión tener noción de la dirección en el largo plazo de las inversiones.
Según se extrae del afamado libro “Stocks for the long run” del profesor Jeremy Siegel, luego de correr un ejercicio de reconstrucción del desempeño de las clases de activos más comunes globalmente con datos desde 1802 hasta el 2021, tanto las acciones, como los bonos de deuda y el oro han tenido retornos reales positivos. ¿Qué significa esto? Que, a pesar de las grandes depresiones, de guerras, de pandemias, de cambios tecnológicos, de cambios demográficos y de cualquier evento que trajo incertidumbre en algún momento de la historia, la tendencia de las inversiones en estas clases de activos es positiva. Lo anterior se puede resumir en el simple hecho de que, a pesar de que hay años malos y aunque existan momentos en los que los mercados financieros tienen desempeños positivos increíbles, siempre a lo largo del tiempo, los rendimientos van a divergir en una media. Para fortuna de todos, esa media es de resultados positivos.
Luego de tiempos agitados en los mercados donde vivimos una pandemia y una guerra en menos de 3 años, los mercados financieros mundiales (incluido el costarricense) cayeron en un ciclo de decrecimiento. No ha sido la primera vez que pasa y no será la última vez que pasa, pero como se estableció anteriormente, la tendencia es que los mercados siempre vuelvan a la tendencia de crecimiento.
Se dice coloquialmente que los mercados suben en escalera y bajan en ascensor porque es natural que las caídas sean más rápidas que las recuperaciones. El año 2020 fue un claro ejemplo de esto. Cuando los mercados financieros empezaron a reflejar la incertidumbre que traía una pandemia que obligaba a cerrar fronteras los mercados cayeron abruptamente (como en ascensor). Luego de meses de una incertidumbre agobiante, los inversionistas empezaron a valorar los espacios nuevos para la generación de ganancias en algunas industrias y premiaron a las empresas que estaban logrando adecuarse a la “nueva realidad” derivando en mercados al alza (subiendo como en escalera).
El año 2022 fue uno en el que como secuelas de políticas económicas globales y con el amplificador de una guerra los mercados volvieron a reflejar minusvalías. Esta combinación de factores junto con otros más derivó en un año ciertamente atípico para los mercados bursátiles, situación que centró muchísima atención a los rendimientos de los fondos de pensiones y aumentó el nivel de alerta de los afiliados. Durante el frenesí mediático y las constantes interrogantes de los afiliados preocupados por sus rentabilidades mensuales los gestores de portafolios de los fondos de pensiones abogaron por la calma y la prudencia, no sólo en Costa Rica, sino en todo el mundo. Cuando se hacía mención de tener paciencia y mantener la calma, los encargados de los portafolios de inversión estaban sencillamente abogando al principio fundamental de las inversiones: la diversificación y el tiempo traen resultados. Estos principios básicos son norma en momentos de incertidumbre y son la única receta para sobrellevar los síntomas de una economía que está en una fase de decrecimiento.
Casi culminando ya la primera mitad del 2023 los mercados han vuelto a su tendencia habitual. Los resultados de los portafolios de los fondos de pensión costarricenses y los portafolios globales poco a poco van sopesando las minusvalías sufridas durante el 2022. En su gran mayoría, y es el caso en buena parte del sistema de pensiones costarricense, aplicando la misma estrategia que venían usando. Las inversiones a largo plazo no son un mundo en el que se premie al que más reactivo es, sino al que mejor estrategia tenga y a quién la respete.
A pesar de que el año 2023 pareciera encaminado a ser otro año más de rendimientos positivos es innegable que en el futuro volveremos a vivir situaciones como las vistas en el 2022. Es imprudente asegurar que nunca más se van a volver a vivir períodos de minusvalías, al igual que es imprudente esparcir pánico haciendo creer que estas minusvalías no serán recuperadas. El sistema pensional costarricense se encuentra bien regulado, cuenta con participantes capacitados y es lo suficientemente transparente como para que los afiliados y pensionados puedan sentir confianza en que sus recursos se encuentran bien administrados.
Raúl Espinoza Estrada
Jefe de Estrategia de Inversiones
